Muchos lectores de la Biblia suponen que, aparte de Dios y Satanás, el mundo espiritual de la Biblia está formado sólo por ángeles y demonios. Pero no es así. En realidad, el Nuevo Testamento tiene una amplia gama de términos para referirse tanto a los seres espirituales buenos como a los malos.
«Ángel» y «demonio» son términos muy genéricos. La palabra traducida «ángel» en el Nuevo Testamento es el griego aggelos (pronunciado angelos). Aparece unas 175 veces. El término es básicamente una descripción de trabajo, ya que significa «mensajero». Ocasionalmente, el Nuevo Testamento utiliza angelos para hablar de mensajeros humanos (por ejemplo, Lucas 7:24, 27; 9:52; Santiago 2:25). La mayoría de las veces se refiere a mensajeros divinos no humanos (Mt 4:11; 13:41; Lc 2:9; Jn 1:51; Gal 1:8; 2 Tes 1:7). La palabra «demonio» es en realidad una transliteración del griego daimon o daimonion, no una traducción de ninguno de los dos términos. Estos términos se utilizan ampliamente en la literatura griega clásica de forma neutra para referirse a seres divinos ya sean buenos o malos. Curiosamente, sin embargo, cuando aparecen en plural el contexto suele ser negativo o siniestro, y así es como emplean ambos términos los escritores del Nuevo Testamento.
Un punto importante que se pasa por alto en las traducciones al español -y que ayuda a explicar el uso de los términos en plural para designar a seres malignos- es que la Septuaginta, la traducción griega del Antiguo Testamento hebreo, utiliza estos términos para describir a los dioses caídos de las naciones (Is 65:11; Sal 90:6; Dt 32:17; Sal 106:37). Las formas verbales relacionadas, daimonao y daimonizomai («estar bajo la influencia o poseído por una entidad divina») refuerzan el contexto del mal espiritual.
Ángeles y demonios: ¿Qué hay de los principados y potestades de Pablo?
El hecho de que el griego daimon o daimonion se utilice para describir a los dioses caídos de las naciones nos ayuda a discernir de dónde procede la teología paulina de los poderes de las tinieblas. Pablo rara vez utiliza el griego daimon o daimonion al hablar de los poderes hostiles del mal espiritual. En su lugar, emplea una serie de términos que tienen algo en común: son términos de dominio geográfico.
Gobernantes, principados (en griego: arche y archon). Aunque ambos términos pueden referirse a gobernantes humanos, en Col 1:16 se habla de entidades espirituales. Pablo se refiere a seres espirituales malignos en otros pasajes: Romanos 8:38; 1 Corintios 15:24; Efesios 1:21; 3:10; 6:12; Colosenses 2:10, 15. La Septuaginta utiliza archon para traducir la palabra hebrea sar («príncipe») en Dan 10:13, 21; 12:1, que describen entidades espirituales que gobiernan naciones.
Poderes (griego: dynamis). La Septuaginta utiliza este término para referirse a la hueste o ejército celestial de Dios (Dan 8:10), y Pablo lo elige en Rom 8:38; Ef 1:21.
Señores (griego: kuriotē). Este término se refiere generalmente al ejercicio de la autoridad («señorío»). Pablo lo utiliza en 1 Cor 8:5 («señores») de los poderes paganos, pero más tarde los describe como demonios (1 Cor 10:20). Pablo se basa en Deut 32:17 en 1 Cor 10:20-21, por lo que está claro que utiliza la terminología de dominio de seres divinos malignos.
Tronos y autoridades (griego: thronos y exousia). Estos términos también denotan dominio geográfico y autoridad. Aparecen junto a arche y kuriotes en Col 1:16. Otros pasajes en los que Pablo utiliza este vocabulario son 1 Cor 15:24; Ef 1:21; 3:10; 6:12; Col 1:16; 2:10.
Ángeles y demonios: Espíritus elementales
La frase descriptiva «espíritus elementales» es la elegida por algunas traducciones bíblicas para el griego stoicheia. Este término tiene diversos significados en la literatura griega, todos los cuales pueden estar presentes en el Nuevo Testamento:
- Reglas religiosas (por ejemplo, la Ley; Heb 5:12).
- Las sustancias básicas de las que estaba compuesto el mundo físico según la cosmología premoderna (p. ej., tierra, viento, fuego, agua; 2 Pe 3:10, 12)
- Seres astrales (muchos antiguos creían que los objetos celestes eran seres divinos, o estaban bajo el poder de seres divinos, por lo que este término se utiliza para referirse a estos objetos y a los seres divinos).
Esta última opción es aparentemente un factor en algunos de los escritos de Pablo. Como escribí en el Lexham Bible Dictionary
El significado del término en varios pasajes de Pablo no está claro (Gal 4:3, 9; Col 2:8, 20). Por ejemplo, en Colosenses 2, Pablo parece usar el término para seres espirituales, ya que en el contexto aparecen otros términos para fuerzas espirituales (ángeles, principados y potestades, falsos dioses). El uso que Pablo hace de stoicheia en Gálatas 4 podría referirse a la Ley, a seres espirituales o a deidades astrales. Gálatas se centra en el problema de los judíos conversos que querían exigir a los creyentes gentiles que obedecieran la Ley. En Gálatas 4, Pablo habla tanto a judíos como a gentiles, por lo que podría estar usando el término de diferentes maneras con cada audiencia. Gálatas 4:1-7 probablemente se dirige a los judíos conversos (véase Gál 4:5, «los que estaban bajo la Ley»), por lo que stoicheia en Gál 4:3 muy probablemente se refiere a los elementos de la Ley. Pero los gentiles no estaban bajo la Ley y no conocían al Dios verdadero (Gal 4:9). Por lo tanto, podría considerarse que Gal 4:8-11 se dirige a los gentiles conversos. Desde este punto de vista, y en el contexto de Gal 4:9-11, stoicheia podría interpretarse como deidades astrales, o tal vez seres espirituales, que se asociaban con las ideas astrológicas del «destino». La creencia de que los astros determinan el destino de un individuo era común en las religiones paganas de la era del Nuevo Testamento. Esto significaría que los «días y meses y estaciones y años» de Gal 4:11 apuntan a creencias y prácticas astrológicas. Por tanto, Pablo está negando la idea de que los objetos celestes (sol, luna, estrellas) sean deidades; estas rocas y bolas de gas no son en realidad dioses, aunque los antiguos los concibieran así. Pablo anima a los gentiles conversos a no esclavizarse de nuevo a la idea de que estos objetos controlan su destino. Pablo no pretende negar que el mundo invisible estuviera poblado por «dioses» (compárese 1 Cor 8:4-6; 10:20, que cita Dt 32:17, donde los demonios se llaman dioses [elohim]); más bien está negando que los objetos celestes físicos fueran dioses o tuvieran influencia divina.
Ángeles y demonios: Poderes de rango superior a los ángeles
Como he señalado antes, «ángel» es sólo una descripción de trabajo. Sin embargo, hay términos utilizados en el Nuevo Testamento que describen claramente entidades que superan a los ángeles.
Los Gloriosos (griego: doxas). Este término se encuentra en 2 Pedro 2:10 y Judas 8. Como escribí en el Lexham Bible Dictionary
2 Pedro 2:10 habla de blasfemos humanos que injurian a los gloriosos, mientras que los ángeles, aunque mayores que esos blasfemos, no se atreverían a hacerlo. Esta redacción sugiere que hay una distinción de rango entre los ángeles y los «gloriosos». En la literatura judía del Segundo Templo, incluidos los Rollos del Mar Muerto, las referencias a los ángeles del concilio del Dios de la gloria pueden ser análogas a la terminología griega aquí empleada (1QHa 18:8; 2 Enoc 22:7, 10; Filón, Sobre las leyes especiales 1.45).
Arcángeles (griego: archangelos). Este término sólo aparece dos veces en el Nuevo Testamento (1 Tes 4:16; Judas 9). Dado que significa «ángel gobernante» o «gobernante de los ángeles», denota un ángel que tiene autoridad sobre otros ángeles. Esto, por supuesto, no requiere una ontología diferente (es decir, un tipo diferente de ser); puede ser simplemente un término funcional, otra descripción de trabajo. La analogía del «supervisor» o «jefe» en nuestra propia experiencia humana ilustra la cuestión. Un supervisor o jefe sigue siendo un ser humano y nada más, pero encargado de gobernar a otros seres humanos.
Recursos:
- Michael S. Heiser, El Mundo invisible: Recuperando la cosmovisión sobrenatural de la Biblia, ed. David Lambert, Primera edición. (Bellingham, WA: Editorial Tesoro Bíblico, 2019).
- Daniel G. Reid, «Elements/Elemental Spirits of the World,» Dictionary of Paul and His Letters (ed. Gerald F. Hawthorne, Ralph P. Martin, and Daniel G. Reid; Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 1993)
- Ronn Johnson, «The Old Testament Background for Paul’s Principalities and Powers» (tesis doctoral, Seminario Teológico de Dallas, 2004).
- Daniel G. Reid, «Principalities and Powers», en Dictionary of Paul and His Letters, 746-752.
Link original: https://www.miqlat.org/angels-and-demons.htm