La cuestión OVNI es muy compleja. Cualquiera que dedique algún tiempo serio a estudiarla lo sabrá. Cualquier avistamiento OVNI puede ser archivado (inmediata o eventualmente) en una de varias categorías:
1. La identificación errónea de una nave voladora artificial (avión o algo menos familiar).
2. La identificación errónea de un fenómeno meteorológico o astronómico.
3. Identificación errónea de otro fenómeno luminoso (por ejemplo, resplandores).
4. Un engaño descarado (esta categoría parece bastante rara, salvo quizás pruebas fotográficas o de vídeo).
5. Algún tipo de experiencia imaginaria o alucinatoria provocada por las drogas, el alcohol o el estrés (esta también parece bastante rara en la literatura).
6. Un avistamiento de una nave o fenómeno aéreo que no pueda explicarse con las cinco primeras explicaciones.
No soy el único que divide los avistamientos de ovnis en categorías. Este blog sólo se ocupa de los avistamientos que entran en la última categoría: los avistamientos verdaderamente inexplicables, o aquellos para los que las cinco alternativas no pueden ofrecer una explicación coherente. Muchas personas interesadas en los ovnis, o que han tenido un avistamiento inexplicable, cometen la falacia lógica de concluir que si el avistamiento es inexplicable, lo que se ha visto debe ser de origen extraterrestre. Esto es puramente una opinión, no una conclusión objetiva. Si se investiga lo suficiente, el avistamiento inexplicable puede explicarse en una de las otras cinco categorías, o pueden surgir otras nuevas. La explicación ET es sólo una posibilidad.
Con respecto a este blog, voy a centrarme en cómo la gente asume que la Categoría Seis debe ser extraterrestre, y cómo mucha gente «sacraliza» su avistamiento y su conclusión, procesando así el avistamiento o la experiencia en términos religiosos.