Millones de personas que nunca han leído la Biblia saben que el 666 es la marca de la bestia, el número asociado al anticristo en las enseñanzas del Nuevo Testamento (Ap 13:8). La idea de que existe una explicación islámica para este número ha circulado ampliamente por Internet. En concreto, se propone la idea de que la forma de las letras que deletrean «666» puede reconocerse inmediatamente como una frase árabe (bismillah) que significa «en el nombre de Alá». ¿Es esto cierto?
666 La Marca de la Bestia: ¿Letras árabes?Figura 1
El núcleo de esta afirmación es que el número 666 en la escritura de manuscritos griegos antiguos corresponde a letras árabes. La imagen de la figura 1 es la forma en que aparece el 666 en el antiguo manuscrito griego llamado Vaticanus, que data del siglo IV de nuestra era. Estas tres letras se comparan visualmente con la frase árabe de la figura 2:
Figura 2
Leyendo de derecha a izquierda, los tres caracteres son letras árabes. Forman la palabra «Alá». Desde esta perspectiva, se puede ver que hay diferencias significativas entre el número en el manuscrito griego y el árabe. Si se añaden las famosas espadas cruzadas del islam al final (leyendo de derecha a izquierda) y la palabra árabe «en el nombre de» al principio, el resultado aparece en la figura 3, con las letras griegas colocadas en la figura 4 para comparar:
Figura 3
Figura 4
La frase árabe de la izquierda dice «en el nombre de Alá». Se aprecia cierta similitud visual, pero la penúltima consonante tiene una orientación incorrecta. Y hay que tener en cuenta cómo conseguimos cualquier similitud visual: tuvimos que añadir letras al principio y algo que no era una letra al final. El argumento de que el 666 apunta a una frase árabe -sugiriendo así un anticristo musulmán- es bastante débil desde el principio. Es un ejemplo de pareidolia, «un fenómeno psicológico en el que la mente responde a un estímulo, normalmente una imagen o un sonido, percibiendo un patrón familiar donde no existe» (Wikipedia). Pero los defectos de la afirmación son en realidad más graves.
Hay problemas más fundamentales con la afirmación 666=árabe. En primer lugar, una suposición relacionada sería que Dios inspiró al escritor del Apocalipsis (el apóstol Juan) a escribir las letras de la forma en que aparecen en la imagen de arriba, a fin de telegrafiar el hecho de que el anticristo sería un seguidor de Alá. Pero el ejemplo del manuscrito griego de arriba no es la paleografía (estilo de escritura a mano) utilizada en los manuscritos del siglo I d.C. -la época en que se escribió el libro del Apocalipsis- y en los manuscritos posteriores hasta el siglo V d.C.. Los manuscritos del siglo I d.C. se escribían en papiros con lo que se denomina escritura uncial, todo en mayúsculas. Cualquiera que conozca el alfabeto griego estará de acuerdo en que las letras de la imagen de arriba no son letras griegas mayúsculas. El manuscrito del que procede la imagen es el Vaticanus. Una de las extrañas características del Vaticanus es que la mayor parte del manuscrito está escrito en letras mayúsculas unciales, pero a partir de Hebreos 9:3 no lo está, sino que está escrito en una letra cursiva posterior llamada minúscula. El libro del Apocalipsis aparece después del libro de Hebreos en el Nuevo Testamento, por lo que está escrito en letra minúscula (cursiva), no uncial. La razón, por supuesto, es que el manuscrito se produjo siglos después de que Juan viviera.
El resultado final de los datos de la escritura es que Dios no pudo haber ordenado al apóstol Juan que escribiera el número 666 para que señalara a un anticristo musulmán por medio de las formas de las letras, porque el tipo de escritura griega que crea la impresión visual del árabe no existía en el primer siglo cuando Juan vivía.
Para colmo, la escritura árabe con la que se escribe la frase comparativa tampoco existió hasta el siglo VII d.C., 600 años después de la vida de Juan. La primera atestación de la escritura árabe tal como se ilustra (y tal como la conocemos hoy) procede de un manuscrito del siglo VII llamado PERF 558, el cual fue encontrado en Egipto.
La conclusión es que ninguno de los dos ejemplos de escritura existía en la época en que escribió Juan. La idea de que el 666 apunta a un anticristo musulmán debido a una similitud visual con una frase árabe que incluye el nombre de Alá es un mito moderno.
Recursos:
Bruce M. Metzger, Manuscripts of the Greek Bible: An Introduction to Greek Paleography (Oxford University Press, 1981)
Philip Wesley Comfort, Encountering the Manuscripts: An Introduction to New Testament Paleography & Textual Criticism (Broadman & Holman Publishing Group, 2005)
T.C. Skeat, “The Codex Vaticanus in the Fifteenth Century,” Journal of Theological Studies 35 (1984):454-465
J. Keith Elliott, «TC Skeat on the Dating and Origin of Codex Vaticanus,» in New Testament Textual Criticism: The Application of Thoroughgoing Principles: Essays on Manuscripts and Textual Variation (Leiden: E. J. Brill, 2010), 65-78
Alan Jones, “The Dotting Of A Script And The Dating Of An Era: The Strange Neglect Of PERF 558,” Islamic Culture72:4 (1998): 95-103
Beatrice Gruendler, The Development of the Arabic Scripts: From the Nabatean Era to the First Islamic Century According to Dated Texts (Atlanta: Scholars Press, 1993)
Link original: https://www.fringepop321.com/666-the-mark-of-the-beast