Lo que la Biblia enseña sobre un Concilio Divino: Parte 1

He escrito mucho sobre este tema, sobre todo en revistas académicas y en mi libro para no especialistas El Mundo invisible: Recuperando la cosmovisión sobrenatural de la Biblia. A menudo me preguntan qué significa el término «concilio divino».

El término concilio divino es un sinónimo académico de la hueste celestial de Dios: los seres espirituales que habitan el mundo espiritual y que son leales a Dios. Se refiere a toda la asamblea de seres celestiales que fueron creados para servir a Dios en el reino espiritual. Estos miembros administran el cosmos bajo la dirección de Dios. Al igual que la Iglesia, cuyos miembros ayudan a los planes de Dios en la Tierra, Dios no necesita ayuda en el mundo espiritual, pero elige llevar a cabo su voluntad de esa manera.

¿Quién forma parte del Concilio Divino?

La frase «concilio divino» procede principalmente del Salmo 82:1 («Dios ha tomado su lugar en el concilio divino; en medio de los dioses celebra juicio»). Las palabras «Dios» y «dioses» en este versículo son ambas la palabra hebrea ʾelohim. La primera instancia debe ser singular debido a la gramática hebrea (el verbo traducido «ha tomado su lugar» es gramaticalmente singular), mientras que la segunda instancia debe ser tratada como plural ya que está precedida por «en medio de» (frase preposicional beqereb). Los dioses (plural ʾelohim) de Sal 82,1 son llamados «dioses» e «hijos del Altísimo» (el Dios de Israel) más adelante, en el versículo 6 del mismo salmo.

Estos mismos «hijos de Dios» se describen como miembros del concilio o asamblea de Dios -situados en los cielos, el reino espiritual de los seres divinos, no en la tierra- en el Salmo 89:5-7:

5 ¡Que los cielos alaben tus maravillas, Señor, tu fidelidad en la asamblea de los santos!

6 ¿Quién puede compararse al Señor en los cielos? ¿Quién como el Señor entre los seres celestiales?

7 un Dios temible en el concilio de los santos, imponente sobre todos los que lo rodean.

Se dice que el concilio divino se reúne con Dios para decidir el destino de las personas y las naciones. Por ejemplo, en 1 Reyes 22:19-23 Dios permite que los miembros espirituales de su consejo decidan cómo se llevará a cabo su decreto de que Acab debe morir:

19 Entonces él dijo: Oye, pues, palabra de Jehová: Yo vi a Jehová sentado en su trono, y todo el ejército de los cielos estaba junto a él, a su derecha y a su izquierda. 20 Y Jehová dijo: ¿Quién inducirá a Acab, para que suba y caiga en Ramot de Galaad? Y uno decía de una manera, y otro decía de otra. 21 Y salió un espíritu y se puso delante de Jehová, y dijo: Yo le induciré. Y Jehová le dijo: ¿De qué manera? 22 Él dijo: Yo saldré, y seré espíritu de mentira en boca de todos sus profetas. Y él dijo: Le inducirás, y aun lo conseguirás; ve, pues, y hazlo así. 23 Y ahora, he aquí Jehová ha puesto espíritu de mentira en la boca de todos tus profetas, y Jehová ha decretado el mal acerca de ti.

Nótese que el texto bíblico describe a los miembros de la hueste celestial como espíritus. Los ʾelohim del concilio de Dios no son personas, ni tampoco ídolos. El concilio está «en los cielos» (Sal 89:6). Los ídolos no trabajan para Dios, ni Dios trabaja con los ídolos y los malvados y rebeldes seres divinos que la gente presumía que habitaban en los ídolos. Y aunque Dios consintió la propuesta del miembro del concilio, es el Señor quien se dice que está detrás de la muerte de Acab. Dios es quien juzga el mal.

En Daniel 7:9-10 el concilio se reúne para decidir el destino de los imperios:

9 Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente. 10 Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él; el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos.

El concilio («tribunal») tomó asiento (v. 10) y comenzó la sesión.

La misma idea se transmite de forma menos explícita en Daniel 4, el pasaje en el que se dice a Nabucodonosor que sería juzgado temporalmente con demencia a causa de su arrogancia. En Dan 4:13 Nabucodonosor es visitado por «un vigilante, un santo». Este ser divino le dice al rey lo que le espera y describe el veredicto como «por decreto de los Vigilantes» (Dan 4:17). Sin embargo, no podemos concluir que el concilio de Dios decida las cosas al margen de su voluntad. Unos versículos más adelante, el destino de Nabucodonosor se describe como «un decreto del Altísimo» (Dan 4:24).

Algunos miembros del concilio de Dios se rebelaron contra Dios y fueron expulsados (por ejemplo, Satanás) o serán castigados en los últimos días.

¿Es esto politeísmo en la Biblia?

La respuesta corta es un rotundo «no». La razón por la que los lectores suponen esto es porque cuando vemos las letras d-i-o-s suponemos que esas letras llevan consigo un conjunto de atributos divinos únicos. Por eso dudamos en poner unas «-e-s» en esas letras. Pero los escritores bíblicos no vieron la palabra ʾelohim de esta manera. No tenía nada que ver con un conjunto específico de atributos únicos.

¿Cómo lo sabemos? Examinando la forma en que los escritores bíblicos utilizan ʾelohim.

Dicho estudio revelará que hay varias entidades diferentes a las que se les refiere como ʾelohim en el Antiguo Testamento:

  • Yahweh, el Dios de Israel (más de 1000 veces)
  • Los miembros del concilio celestial de Dios (Sal 82)
  • Los dioses de las naciones extranjeras (1 Re 11:33)
  • Los «demonios» (shedim; Dt 32:17)
  • Los humanos muertos (1 Sam 28:13)
  • Los ángeles (o el Ángel del Señor en el contexto; Gn 35:7)

El uso diverso del término ʾelohim nos muestra claramente que el término no es un sinónimo exclusivo del Dios de Israel. En consecuencia, no puede significar un conjunto de atributos únicos. Los humanos difuntos, por ejemplo, no tienen los atributos únicos del Dios de Israel (por ejemplo, eternidad, omnipotencia, omnisciencia, etc.). Tampoco los ʾelohim de las otras naciones se describen nunca en tales términos. Tener múltiples ʾelohim no es, por lo tanto, politeísmo tal como los modernos conciben ese concepto. Lo que los escritores bíblicos creían era que Yahweh, el Dios de Israel, era uno de muchos ʾelohim-pero ningún otro ʾelohim era Yahweh.

Naturalmente, hay otras preguntas que hacer y responder, como qué quiere decir la Biblia con frases como «no hay nadie como Dios» o «fuera de (Dios) no hay otro», y «¿Dónde encaja Jesús en todo esto?». Para esas preguntas vea las siguientes partes de esta serie.

Recursos:

Link original: https://www.miqlat.org/what-the-bible-teaches-about-a-divine-council.htm

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